Genealogía: Por Amor al Mundo
…es un título robado a Hannah Arendt, que hubiera querido usarlo para Vita activa, con el fin de señalar que la filosofía no es una superior vida contemplativa, muerta para el mundo.
El amor por la filosofía que practica Diotima es amor al mundo, pues la nuestra ha sido y sigue siendo una práctica filosófica a la vez que una práctica del mundo, ambas movidas por nuestro deseo, pero que es de la realidad del mundo. El amor que hace girar el mundo, se decía, y que aquí tenemos también la esperanza de que nos haga girar la cabeza.
El amor al mundo conduce a buscar el sentido de lo que sucede a nuestro alrededor y de lo que permanece invisible, extraño a una mirada superficial. Conduce a estar con las palabras cerca de lo contingente y a captar su significado, que de otra manera quedaría aplastado por las interpretaciones al uso.
Mettere al mondo il mondo (Traer el mundo al mundo) es el título de uno de nuestros libros, publicado hace ya muchos años, en el que hablábamos de realismo femenino. Y todavía hoy seguimos pensando que el trabajo de la práctica filosófica que amamos, la misma que llamamos política de lo simbólico, atañe al deseo de estar en el movimiento real del mundo.
Lo real es aquello que conocemos a través de las modificaciones que nos provoca a raíz del intercambio que mantenemos con él. Sentimos la fuerza de lo real porque algo está sucediendo entre nosotros/as y los/las demás.
No podemos hablar objetivamente como si se tratase de algo externo, sino que hay que entender lo que adviene por las transformaciones que apreciamos en los lazos que nos unen a él.
Incluso nos modifican acontecimientos lejanos, aunque por vías que a menudo ignoramos. Esto nos modifica de un modo diferente y de ello podemos también dar cuenta.
Como la simpatía que abre a la escucha de las necesidades y los sentimientos de los/las demás, así es la atención que hace que lo verdadero que se llega a decir, sea escuchado, “rumiado” y enriquecido con reflexiones propias.
Entre nosotras es común una confianza en la realidad de lo que nos mueve como deseo que, señal de lo real, excede y da forma a la propia realidad.
Así, al comenzar esta aventura, por amor al mundo, nos ha parecido natural decirnos que deberemos confiar la escritura al deseo, con su fuerza pero también con su incertidumbre, con su ambigüedad pero también con su precisión. El deseo que sabe ser tempestivo es a veces intempestivo, en algunas ocasiones oportuno y en otras totalmente inoportuno; a veces encuentra palabras precisas y felices mientras que en otros momentos se expresa de forma torpe y casi balbucea; e incluso hay coyunturas en que resulta inútilmente prolijo o se queda mudo, igual que nosotras. Habla tantas lenguas y tiene tantos registros, que se deja atrapar tanto por cosas que brillan, como por cosas pequeñas, cotidianas y opacas, como nuestras vidas.
Ese deseo que encuentra otros deseos y otras palabras en encrucijadas a menudo imprevistas y jamás garantizadas, como nuestras relaciones. Que mueve, siempre insatisfecho e insatisfactorio, nunca cumplido, que empuja y frena, que a veces parece perderse y después explota y da luz como el amor al mundo. ¿Se puede hacer una revista así? Bueno, al igual que se puede vivir.
Traduzione dallo spagnolo di Angela Lorena Fuster